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sábado, 11 de enero de 2014

Caligramas vanguardistas

Texto que se encoge 
Y el dueño se achicó, si es que podía hacerlo todavía y 
fue el hombre increíblemente encogido, pulgarcito
o meñique, el genio de la botella al revés y 
se   fue   haciendo   más   y   más   chico,
pequeño,   pequeñito,   chirriquitico
hasta    que    desapareció    por
un  agujero  de  ratones  al
fondo-fondo-fondo,
un hoyo que 
empezaba 
con
 o
Vicente Huidobro 
Triángulo armónico
Thesa
La bella
Gentil princesa
Es una blanca estrella
Es una estrella japonesa
Thesa es la más divina flor de Kioto
Y cuando pasa triunfante en su palanquín
Parece un tierno lirio, parece un pálido loto
Arrancando una tarde de estío del imperial jardín
 
Todos la adoran como una diosa, todos hasta el Mikado
Pero  ella  cruza   por  entre todos  indiferente
De nadie sabe que haya su amor malogrado
Y siempre está risueña, está sonriente
Es  una   Ofelia   japonesa
Que a las flores amante
Loca y traviesa
Triunfante
Besa.
 

 
La capilla aldeana
Ave
canta
suave
que tu canto encanta
sobre el campo inerte
sones
vierte
y ora-
ciones
llora.
Desde
la cruz santa
el triunfo del sol canta
y bajo el palio azul del cielo
deshoja tus cantares sobre el suelo.
Une tus notas a las de la campana
Que ya se despereza ebria de mañana
Evangelizando la gran quietud aldeana.
Es un amanecer que en una bondad brilla
La capilla está ante la paz de la montaña
Cómo una limosnera está ante una capilla.
Se esparce en el paisaje el aire de una extraña
Santidad, algo bíblico, algo de piel de oveja
Algo como un roció  lleno de bendiciones
Cual si el campo rezara una idílica queja
Llena de sus caricias y de sus emociones.
La capilla es como una vieja acurrucada
Y al pie de la montaña parece un cuento de hada.
junto a ella como una bandada de mendigos
Se agrupan y se acercan unos cuantos castaños
Que se asoman curiosos por todos los postigos
Con la malevolencia de los viejos huraños.
Y en el cuadrito lleno de ambiente y de frescura
En el paisaje alegre con castidad de lino
Pinta un brochazo negro la sotana del cura.
Cuando ya la tarde alarga su sombra sobre el camino...
 
Y de mi corazón
          una 
                   a
                          una
                                  van
                                          cayendo
                                                  todas
                                                          las
                                                             hojas

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